miércoles, 28 de marzo de 2012

Temple de Acero - Parte I


Temple de Acero -  Parte I

 En sangre ajena
 y sangre propia
 me encontré peleando
 casi alcanzando la victoria
 pero fue entonces
 que vi a un hombre
 De líder era su porte
 De acero, bajo su piel dorada,
 debían ser sus huesos.

 Llevaba la guerra
 plasmada en su cuerpo,
 grandes cicatrices,
 y largos cabellos en desorden.
 Bajo su yelmo
 su recta y altiva nariz,
 sus ojos, tan profundos,
 tan negros,
 al instante me descubrieron.
 y súbitamente brillaron de anhelo.

 Y en medio de la muerte,
 Él pareció cobrar vida
 Su mirada era sorprendida
 como si fuera yo su querida.

 Fui valiente
 y mi espada apunto a su cuello
 Él me observo en desacuerdo
 Y al instante
 mi espada cayó al suelo.
 Él acerco su cuerpo
 acoplándolo al mío
 Me prepare para el beso
 que vendría de sus labios crueles
 Pero estos fueron a mi oído
 y él susurro
 "Lo siento, Guerrera Agíada
 Pero en esta contienda
 La victoria ha de ser mía."

 Y sin miramientos
 fue en mi pecho
 donde el guerrero clavo su propio hierro
 quebrando aquel hermoso hechizo
 que se volvió un desgarrador tormento

 Caí al suelo,
 junto a mi fiel amiga,
 mi espada.
 y él se arrodillo a mi lado
 tomando el arma mía,
 acomodándome entre sus brazos.
 Apretó mis manos, con las suyas,
 haciendo la empuñadura,
 y acercando su rostro al mío
 quitaba de mi mejilla
 las lágrimas tibias.

 "Temple de acero,
 me han dicho, doncella,
 es el nombre que los dioses te dieron.
 Y he venido desde muy lejos
 a comprobarlo por mí mismo.
 Mira, cuantos hombres míos,
 bajo el filo de tu sable han caído.
 ¿Como es posible entonces
 que una sola mirada
 os quitara el aliento?
 ¿Donde está aquel Temple de Acero?"

 Y entre el frio adviento de la muerte,
 él me arrulló entre sus brazos.
 Y hablaba de mí
 con admiración y reverencia.
 Y entre sus labios bellos y despiadados
 largos caninos blancos asomaron,
 "Sin miedo, mi bella"
 él me dijo,
 en breve, habrás renacido."
  Y los dioses oyeron mi grito
 cuando él clavo sus colmillos.
 Así fue entonces
 que vino aquel guerrero,
 en su compañera me termino convirtiendo
 y la inmortalidad me regalo con un beso.

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